Me toman por sorpresa, me arrebatan
como un ataque celos
un impulso, valla a saber de que
naturaleza
aveces me aterran, otras me contienen
Me sacan lo que mas quiero y a veces se
equivocan
muestran lo que soy e intentan decir lo
que seré
Ellas aman, pero aveces las odiamos
numerosas e indistintas, inaudibles
serenas de muerte también violentas y
atroces
las palabras me toman por sorpresa,
inundan mi cabeza
mi esencia
Hacen que tiemble mi cuerpo, me dan
frío
un frío helado, frías como ellas que como todo frío, en carne quema
Son indistintas, a-morales
no les importamos, tal como a los
dioses a nosotros
somos sus esclavos, sus ciervos
Tal como un hijo edípico, después de
irse, vuelven para matarnos
pero ellas no son responsables.
Un eterno retorno, que a medida que
avanza nos tortura
Nosotros creamos dioses, nosotros las
creamos
para que reinen por siempre, en lo mas
alto del olímpo
las creamos para ser libres, para ser
esclavos, para ser juezas, incluso contra ellas mismas.
Nosotros las creamos para Ser,
para que dominen nuestro dominio.
Si como hombres estamos capacitados
para crear, solo hemos echo la única creación posible, solo una.
Creamos una maquina de
crear, totalmente independiente, todo se lo debemos a ellas, y ellas
viven para debernos.
Nos deben todo lo que ellas han creado,
pero también nos deben la identidad, ¿acaso no es que ellas tambien
nos crean?
Sin ellas nada seria posible, pero,
¿podemos adjudicarnos de la creacion de una cosa que por naturaleza
crea y que solo fue echa para crear?
Las palabras lo son todo.
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